El bus que difunde la cultura libre por latinoamérica

En tiempos de la Ley Sinde y de creadores de páginas de descarga que presentan nuevos proyectos en libertad condicional; en tiempos en que un vídeo en Youtube de una canción indescifrable es una plataforma más rentable que patearse las salas de concierto guitarra en mano; en tiempos de lucha entre el copyright, la exclusividad, y las fórmulas como creative commons. En estos tiempos, un grupo de activistas de la cultura libre se metieron en un bus y recorrieron varios países, primero de Centroamérica y después de Sudamérica, para expandir su filosofía de que el conocimiento es un patrimonio de todos.

“Era quizás un sueño que todos teníamos en la cabeza y tres personas se sientan en algún lugar del mundo…”, comenta Carolina Flores, la coordinadora del proyecto, en el principio del documental que surgió del primer viaje. Personas de siete nacionalidades, que van desde el mundo del arte a la tecnología, se subieron a un autobús que recorrió durante trece días Costa Rica, Nicaragua, Honduras, El Salvador y Guatemala. Durante la ruta se llevaron a cabo debates, charlas y se intercambiaron experiencias que tenían como eje 4 campos: la biodiversidad y el acceso al conocimiento, el software libre, libertad de expresión y libertad de compartir.

Entre las actividades se impulsaron nuevos métodos, como el que llevó a cabo en Guatemala: El Hackatón de datos públicos. La idea consiste en que varios internautas trabajando a la vez arañen datos sueltos de la web para ponerlos en conjunto, sitematizarlos y analizarlos con el fin de fiscalizar a nuestras autoridades. Un ejemplo fue un vídeo de Article 19 que escruta todo el dinero que se gastó el gobierno mexicano en propaganda.

En 2013, veinte librenautas, como se definen, repitieron experiencia, esta vez en el cono sur: Argentina, Chile, Paraguay y Uruguay. Cinco semanas y 8.000 kilómetros de ruta. En esta segunda edición se aliaron con otras organizaciones que comparten su espíritu de compartir y abordaron otros temas como la educación. Entre los personajes que estuvieron en la ruta destacó Hernan Casciari, editor de la revista Orsai, que se distribuye en los cinco continentes a través de una red que han creado los propios lectores. La idea del proyecto, una de las publicaciones más prestigiosas de América Latina, es eliminar a los intermediarios entre el autor y los lectores.

De momento, el bus para compartir está parado en la estación. Pero mantiene su actividad en la web librebus.org. Ahí pueden opinar y debatir con los librenautas, si por ejemplo esta pieza debería compartirse o no. Si el modelo tradicional está desgastado o si la cultura libre atenta contra la propiedad intelectual. Puede entrar, sin moverse de casa, en uno de los conflictos éticos y económicos más interesantes de estos tiempos.

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